Los datos permiten a las empresas operar con mayor eficacia y reducir la incertidumbre. Sin embargo, un ciclo de refuerzo entre los datos y el tamaño de las empresas suscita preocupaciones sobre el poder de mercado. En esta columna se argumenta que los datos tienen efectos contrapuestos en los márgenes de beneficio de los productos de las empresas, porque reducen los costes marginales, pero también el riesgo. Además, los datos cambian la composición de los bienes producidos, lo que también afecta a los márgenes comerciales. La divergencia entre los márgenes del producto, de la empresa y del sector observada en los estudios empíricos puede explicarse porque las empresas utilizan los datos para reasignar la producción a los bienes más rentables.

Si los datos son el nuevo petróleo, ¿darán lugar a una nueva era, como la era industrial, con magnates del petróleo y barones ladrones? ¿Crearán valor quienes posean los datos y compartirán ese valor con los consumidores? Sin duda, los datos mejoran la eficiencia económica (Goldfarb y Tucker 2019). Permite a las empresas tomar decisiones más informadas basadas en hechos y análisis, en lugar de intuiciones y conjeturas. Esto permite a las empresas reducir la incertidumbre y prever las operaciones, desde las preferencias de sus clientes hasta sus costes futuros (Bajari et al. 2019). Dado que las empresas con abundancia de datos pueden operar de forma más eficiente y con menos incertidumbre, también crecen de forma natural. Tendemos a pensar que, si las empresas eficientes crecen, así debe ser. Pero si las empresas más grandes generan más datos, lo que, a su vez, alimenta el crecimiento de la empresa, el poder de mercado se convierte en una seria preocupación.

Para un economista, una reacción natural a este debate sería medir el poder de mercado, sobre todo en el caso de las empresas conocidas por albergar grandes cantidades de datos. La forma más común de hacerlo sería estimar el margen de beneficio de la empresa, es decir, el precio de sus productos dividido por su coste marginal. Las empresas con márgenes elevados obtienen grandes beneficios. Esto se interpreta como una señal de poder de mercado.

En un trabajo reciente (Eeckhout y Veldkamp 2022), sostenemos que los datos de las empresas pueden reducir los márgenes de beneficio, aunque confieran más poder de mercado. Los datos tienen efectos contrapuestos sobre el margen de beneficio de los productos de una empresa.

Por un lado, las empresas utilizan los datos para operar de forma más eficiente y reducir su coste marginal. Por otro lado, las empresas utilizan los datos para operar de forma más eficiente y reducir sus costes marginales. Esta idea de la inversión en reducción de costes como fuente de poder de mercado recuerda a Sutton (1991, 2001). Por otra parte, las empresas ponen precio al riesgo. Los datos reducen el riesgo, ya que permiten a las empresas prever con mayor precisión los beneficios futuros. Aunque la fijación del precio del riesgo es una característica inusual en la literatura sobre competencia, tiene una larga tradición en las finanzas corporativas. A casi todos los estudiantes de MBA se les enseña a valorar el riesgo a la hora de tomar decisiones importantes. Cuando se valora el riesgo, los márgenes son, en parte, una forma de que las empresas obtengan una rentabilidad justa por los riesgos que asumen. Sin esa rentabilidad, nadie invertiría en la empresa. Cuando los datos mejoran las previsiones y resuelven la incertidumbre, reducen el riesgo, disminuyen la rentabilidad exigida y mantienen bajos los márgenes. Los canales del coste y del riesgo tienen efectos opuestos. Que los datos aumenten o disminuyan los márgenes depende del coste marginal de inversión de la empresa y de su precio del riesgo.

El mensaje aquí no es que los márgenes y el poder de mercado estén bien, porque los márgenes son una mera compensación por el riesgo. La rentabilidad de muchas empresas es muy superior a lo que justificaría una compensación estándar entre riesgo y rentabilidad. La cuestión es más bien que los datos operan al margen de la competencia y del riesgo. La naturaleza de la información es resolver la incertidumbre (es decir, reducir el riesgo). Estudiar la economía de los datos exige tener en cuenta el efecto del riesgo. No es probable que se trate de un efecto pequeño. De la rentabilidad media de los fondos propios, sólo un tercio es rentabilidad sin riesgo y dos tercios son compensación por el riesgo. Si tenemos en cuenta la disminución del riesgo, es muy posible que descubramos que los cambios en el poder de mercado son aún más preocupantes de lo que pensábamos.

Los datos sobre las tendencias y los ciclos de los márgenes de beneficio han sido objeto de debate en la literatura empírica. Resulta que, si las reservas de datos de las empresas son cada vez mayores, esto puede explicar por qué diferentes medidas de los márgenes de beneficio muestran diferentes tendencias y ciclos.

Las fuerzas competidoras de los datos sobre el poder de mercado dependen del nivel de agregación al que se midan los márgenes. Las empresas utilizan los datos para desviar la producción hacia productos con márgenes de beneficio más elevados o para situarse en una zona más rentable del espacio de productos. Así, los datos crean un efecto de composición, que da más peso a los bienes con márgenes de beneficio más elevados en el margen de beneficio de la empresa. Cuanto más invierte una empresa en datos, mayor es la diferencia entre los márgenes a nivel de producto y a nivel de empresa. Un efecto agregado similar surge cuando comparamos los márgenes a nivel de empresa con los márgenes a nivel de industria. Por lo tanto, la divergencia entre los márgenes del producto, la empresa y el sector no significa que unos sean correctos y los otros incorrectos. Por el contrario, es una señal de que las empresas utilizan los datos para reasignar la producción a los bienes más rentables. Por tanto, el riesgo y el crecimiento de los datos pueden ayudarnos a entender la evolución de los márgenes desde 1980.

Los datos también pueden explicar el carácter cíclico de los márgenes comerciales. Ramey y Nekarda (2020) han señalado que, mientras que los márgenes agregados y sectoriales son anticíclicos (por ejemplo, Bils 1987), los márgenes a nivel de empresa son procíclicos. Si las recesiones son épocas de mayor incertidumbre, entonces los datos dan lugar de forma natural a diferentes patrones cíclicos de márgenes de beneficio empresariales y sectoriales. Esta conclusión ofrece una variante de la interpretación del mecanismo de Burstein et al. (2020).

Al igual que el petróleo, los datos encierran un enorme potencial para desbloquear ganancias de eficiencia. Los datos permiten a las empresas reducir su incertidumbre y hacer mejores previsiones. Pero las empresas también pueden utilizar los datos para crear una posición dominante. A principios del siglo XX, Standard Oil creó una posición dominante gracias a una inversión masiva en la explotación del petróleo. Las empresas que invierten mucho en datos pueden conseguir lo mismo. El primer paso para remediar el poder de mercado es entender bien cómo lo medimos.

Laura
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